jueves, 15 de julio de 2010

Cap 14


















Adam estaba muy mal, necesitaba ayuda que yo no podía ofrecerle. Mi deber era llamar a un médico para que le ayudara. Tosió varias veces y otra vez comenzó a salir sangre de su boca.
-Adam, tengo que llamar a un médico -puse mi mano sobre su frente y estaba ardiendo, tal vez tenía fiebre. Mientras se retorcía de dolor, me decía que no llamara al médico, que se pondría bien. Tomó mi mano y la apartó de su frente dejándola caer sobre la cama.
-Michelle, dentro poco estaré curado, no llames a nadie -pero su cara no decía lo mismo, se veía lo mal que lo estaba pasando pues hacía muecas de dolor. A pesar de mostrar tantas muecas de dolor, su cara seguía siendo tan perfecta como siempre.
-¡NO! -le grité y él se sorprendió- Tienes fiebre y estás perdiendo mucha sangre... -al decir la última palabra se me quebró la voz. No entendía por qué me costaba tanto decir la palabra "sangre".
-Tranquilízate, ya casi se me han curado las heridas y no tengo fiebre -había dejado de moverse y ya no hacía ese gesto de dolor que tan mal me hacía sentir.
-Pero... pero... ¡no! Eso no puede ser. Las heridas son muy profundas y... -antes de que yo pudiera terminar se quitó el torniquete que yo le había hecho con su propio chaleco. Para mi sorpresa, el corte casi había sanado, ya no salía sangre y estaba cicatrizando.
Noté como mis pupilas se dilataban. ¿Cómo podía curarse tan rápido? "Esto no está ocurriendo" pensé una y otra vez.
-Creo que es hora de que sepas la verdad -cuando me dijo esto yo me sorprendí. ¿Qué me ocultaba? Se sentó en la cama y yo hice lo mismo. Parecía que ya se le había pasado el dolor. Sostuvo mis gélidas manos entre las suyas, que eran cálidas. Me gustaba sentir su piel pues era más cálida que la de ningún humano.
Sentí como un suave cosquilleo que subía por mis brazos y se extendía por todo mi cuerpo. Entonces lo comprendí todo. Comprendí por qué no pude alejarme de él a pesar de que la garganta me ardía al oler su sangre, comprendí por qué me había sentido tan mal mientras lo veía retorcerse de dolor... Adam me gustaba. No, no me gustaba, era mucho más que eso, lo amaba y necesitaba estar a su lado. Mientras yo estaba sumergida en mis pensamientos, Adam me miraba confuso y serio. Su rostro perfecto iluminaba mi mente. Y su olor... su olor era sin duda incomparable, único.Me dolía mucho la garganta, pero no podía alejarme de él, lo necesitaba y eso era algo que, en parte, me irritaba. Solo llevaba dos días viviendo con él y ya sentía que no podía vivir sin él. Sacudí la cabeza para aclararme y preguntarle qué era lo que tenía que decirme. Cuando estaba dispuesta a preguntarle, oí algo. Alguien estaba subiendo por las escaleras a gran velocidad y en menos de un segundo ya estaba frente la puerta de la habitación de Adam, la abrió lentamente y chirrió. Era una chica... Vi su cara y... No, ¡no podía ser! Era ella, la chica de mi sueño estaba en el cuarto de Adam. Ya no estaba segura de si todo lo que había sucedido era verdad o solo había sido un simple sueño.
-¡Oh, Adam! ¡Estás bien! -Gritó la chica. Se acercó rápidamente a Adam y yo me interpuse entre los dos. Esa chica era muy extraña y no iba a dejar que le hiciera daño a él. Emití un gruñido que irritó mi garganta y me hizo sentir poderosa, me agaché dispuesta a saltar sobre ella.
-¡No, Michelle! Ella es... es una amiga -dijo Adam mientras agarraba mi cintura con sus manos y me sentaba en la cama. El roce con su piel me hizo sentirme muy bien.
-Pensé que te habían... -dijo la chica entre sollozos.
-Luché contra ellos pero conseguí escapar. Me hirieron pero ya me he curado -y lo que más me sorprendía es que lo decía todo con la mayor naturalidad del mundo.
-Menos mal -suspiró ella y luego me miró con esos penetrantes ojos verdes.
-Perdonad, pero...¿de qué va todo esto? -ya estaba algo mosqueada, no comprendía nada.
Ella abrió la boca, pero Adam hizo un gesto con la mano para que le dejara hablar.
-Está bien, te lo voy a explicar todo. Sabemos que eres una vampira y nosotros somos... licántropos -¿qué? ¿Cómo sabían lo que yo era? Y ¿qué demonios era un licántropo? Al ver mi cara de confusión, la chica cogió mi mano y la puso sobre su suave rostro. Era tan cálido como el de Adam y también olía muy bien.
Yo seguía igual de confusa y Adam lo notó y soltó una risita.
-También se nos conoce por el nombre de "hombres lobo" -explicó Adam y la chica se carraspeó la garganta- bueno... y "mujeres loba" -ella, ya feliz, sonrió.
-¿Qué? -grité, estaba muy confundida. Vampiros, hombres lobo... ¿Algo más? Tal  vez un hada, alguna sirena... ¿por qué no? Este mundo comenzaba ha parecerme extraño.
-Los lobos que viste en la pradera eran licántropos -me aclaró ella. Su voz me era familiar. Era la que escuché esa noche diciéndome "te quiero". Tal vez era producto de mi imaginación.
-¡Guau! -es lo único que se me ocurrió decir.
-Sï, pero lo más fuerte es que ella es tu madre -me dijo Adam señalando a la joven que estaba en pie frente a nosotros, que seguíamos sentados en la cama.
-No, no puede ser. Eso es mentira -todo esto me estaba alterando. Yo había conocido a mis padres y ninguno de ellos se parecía a ella. Además, casi parecía tener mi misma edad, tal vez tenía dos años más.
-Michelle, tranquilízate. Te lo explicaré todo. Lo primero es decirte que me llamo Laura -bien, eso era lo que necesitaba, una explicación a todo esto, porque si no, me iba a volver loca.
-Soy una licántropa algo especial, pues no solo me transformo en lobo, sino en cualquier animal que desee y también puedo hacer dormir a la gente. Tu padre fue asesinado por unos... vampiros. Yo huí contigo cuando apenas tenías unos meses pero nos encontraron. Tuve que dejarte en un orfanato y una pareja joven te adoptó. Yo iba a verte casi todas las noches y te dejé el lobo de peluche en tu cama, no conseguías dormir sin él. Pero entonces te encontraron y te mordieron, no pude hacer nada y me maldigo por ello cada día.
-Espera, ¿me estás diciendo que soy una licántropa? -le pregunté algo atónita, era rara pero esto ya era el colmo.
-Sí, o eso creo -respondió Laura, mi madre... Se me hacía raro llamar así a una chica que acababa de conocer y que apenas aparentaba tener un par de años más que yo.
-Entonces... ¿si yo te muerdo también serás vampira? -pregunté.
-No, a ti te pudieron transformar porque nunca habías entrado en fase, es decir, que nunca te habías transformado en lobo, entonces se podría decir que seguías siendo "humana" -me explicó y en la última palabra hizo unas comillas con las manos.
-Ah, entiendo. -Lo había comprendido todo, pero seguía confundida- Y ¿qué soy yo?
-Una mestiza, es decir, medio vampira- medio licántropa -esta vez fue Adam el que habló. Había estado al margen de la conversación y la verdad es que me había olvidado de que él estaba allí.
-Mestiza... -dije en un susurro y los dos asintieron a la vez.
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Olaaa!! espero que os haya gustado! Este capítulo es muy especial y ha dado un vuelco a la historia. Comentad pliss.

4 comentarios: